Mientras se probaba el vestido de novia, el hermano de su futuro marido la espiaba y acabó mirándole las tetitas a través de la puerta. Ella le pilló y le echó la bronca, pero al verlo empalmado, su rostro cambió. Sintió curiosidad por su rabo y al final, le echó un buen polvo e intentó que nadie jamás se enterase de su infidelidad.