Quería que esa tarde fuese especial y poner a su chico más cachondo que nunca, así que a la rubia se le ocurrió comprarse un disfraz de gatita sexy y cuando la vio, su rabo se puso más duro que una piedra. Había conseguido su objetivo y una vez hecho, se pusieron a follar como locos, hasta llegar a darle por el culo a la chavala, que disfrutó de la enculada como nunca.